“La empatía es simplemente escuchar, sostener el espacio, no juzgar, conectar emocionalmente y comunicar ese increíble mensaje de que no estás solo.”
Brené Brown
En una época donde las conversaciones rápidas, las respuestas automáticas y la multitarea predominan, detenernos a escuchar profundamente a otra persona se ha vuelto casi revolucionario. En este contexto, la práctica del Círculo de Empatía, inspirada en los estudios del psicólogo Paul Ekman, se presenta como una poderosa herramienta para reconectar con algo esencial: la empatía.
¿Qué es un Círculo de Empatía?
Un Círculo de Empatía es una dinámica de grupo diseñada para que sus participantes compartan emociones y experiencias personales en un ambiente seguro, respetuoso y libre de juicios. En este espacio, no se trata de debatir, aconsejar ni corregir. El objetivo es escuchar activamente y responder desde la empatía, ofreciendo reconocimiento emocional y comprensión.
El círculo se basa en dos principios fundamentales:
- La expresión auténtica de lo que sentimos.
- La escucha empática, donde el foco está en el otro, no en nuestra opinión o en nuestras vivencias.
Aunque la práctica del Círculo de Empatía ha evolucionado a través de diversos enfoques, muchos de sus fundamentos encuentran raíces en el trabajo de Paul Ekman, pionero en el estudio de las emociones humanas, el reconocimiento facial y la comunicación no verbal.
La influencia de Paul Ekman
Paul Ekman es conocido por identificar expresiones faciales universales asociadas a emociones básicas como la tristeza, el miedo, la alegría o el asco. Pero más allá de su trabajo técnico, Ekman ha profundizado en el concepto de empatía como una habilidad emocional que puede desarrollarse. Él distingue entre varios tipos de empatía:
- Empatía cognitiva: la capacidad de comprender el punto de vista de otra persona.
- Empatía emocional: sentir con el otro, compartir su estado emocional.
- Preocupación empática: la motivación para aliviar el sufrimiento del otro.
El Círculo de Empatía, tal como se practica hoy, cultiva especialmente la empatía emocional y la preocupación empática. Se trata de estar presente, no sólo con la mente, sino también con el corazón.
¿Cómo se practica un Círculo de Empatía?
Implementar un Círculo de Empatía es relativamente sencillo, pero requiere compromiso y disposición. A continuación, te comparto los pasos básicos para organizarlo:
1. Formación del grupo
Lo ideal es formar un grupo pequeño, de entre 4 y 6 personas. Un círculo más íntimo favorece la seguridad psicológica, un elemento clave para que todos puedan expresarse con confianza.
2. Acordar las reglas básicas
Antes de empezar, es importante que todos los participantes acuerden ciertas pautas, como:
- Escuchar sin interrumpir.
- No juzgar ni dar consejos, a menos que se soliciten.
- Respetar el tiempo y el turno de palabra.
- Mantener la confidencialidad de lo compartido.
Estas normas crean un espacio seguro donde cada persona puede sentirse libre de ser vulnerable.
3. Compartir una experiencia emocional reciente
Cada persona, cuando es su turno, comparte una experiencia emocional significativa que haya vivido recientemente. No tiene que ser un gran acontecimiento, puede ser algo cotidiano, como sentirse frustrado por un malentendido o emocionado por un pequeño logro.
Lo importante es que sea una experiencia real, cargada de emoción y que quien habla se permita conectar con lo que sintió en ese momento.
4. Escucha activa y comentarios empáticos
Mientras una persona habla, los demás escuchan activamente. Esto implica:
- Hacer contacto visual (si se da en persona).
- Asentir con la cabeza o mostrar expresiones faciales que indiquen atención.
- No mirar el móvil ni hacer otra actividad.
- Percibir el tono emocional de la historia.
Después de que alguien termina, los demás pueden hacer comentarios empáticos como:
- “Puedo imaginar lo difícil que fue para ti.”
- “Me conmueve lo que has compartido.”
- “Gracias por hablar con tanta honestidad.”
Estos comentarios no buscan resolver el problema, sino validar la experiencia emocional del otro.
5. Cierre del círculo
Cuando todos han hablado, el círculo puede cerrarse con una ronda breve donde cada uno expresa cómo se siente después de la experiencia. Muchas veces, las palabras que surgen son: alivio, conexión, gratitud o incluso sorpresa.
Beneficios de practicar un Círculo de Empatía
Esta práctica aparentemente sencilla tiene un impacto profundo en las personas y en los grupos. Algunos de sus beneficios más destacados son:

Aplicaciones del Círculo de Empatía
El Círculo de Empatía se puede adaptar a múltiples contextos:
- Equipos de trabajo: para fortalecer la cultura emocional, resolver tensiones o simplemente humanizar los vínculos.
- Centros educativos: con adolescentes o estudiantes universitarios, para enseñar habilidades socioemocionales.
- Procesos terapéuticos o de coaching grupal: como herramienta de conexión emocional.
- Comunidades: para sanar heridas, construir confianza o promover el diálogo.
Algunas recomendaciones prácticas
- Usa un objeto de turno (como una piedra o un bolígrafo): quien lo tenga, tiene la palabra.
- No fuerces a nadie a hablar si no quiere. El silencio también es parte del proceso.
- Si el grupo es nuevo, puede ayudar tener un facilitador que guíe la dinámica y cuide del ambiente emocional.
- Practica con regularidad. Cuanto más se entrene la empatía, más fluida se vuelve.
Terminando…
El Círculo de Empatía nos recuerda que todos necesitamos ser escuchados, comprendidos y aceptados. En un mundo que corre deprisa y donde las emociones muchas veces se reprimen, crear un espacio donde podamos simplemente estar —con nuestras luces y sombras— es un acto de generosidad y de humanidad.
Inspirados por la obra de Paul Ekman y su visión sobre la empatía como habilidad entrenable, practicar el Círculo de Empatía es más que una técnica: es un compromiso con la autenticidad, la escucha y la conexión real entre personas.
¿Te animas a probarlo?