Los sesgos cognitivos: cómo influyen en nuestras decisiones, relaciones y comunicación diaria

0
(0)

«La mente humana no está diseñada para la lógica, sino para sobrevivir»
 Daniel Kahneman

Vivimos en un mundo complejo, con una cantidad abrumadora de información disponible a cada instante. Para poder navegar esta realidad sin colapsar, nuestro cerebro toma atajos mentales. Estos atajos, conocidos como heurísticos, son útiles y necesarios. Sin embargo, también pueden llevarnos a cometer errores sistemáticos en el juicio, conocidos como sesgos cognitivos.

Los sesgos están presentes en todos los aspectos de nuestra vida: influyen en cómo tomamos decisiones, cómo interpretamos lo que nos rodea, cómo nos comunicamos con los demás y cómo interactuamos con el mundo. Son automáticos, inconscientes y, muchas veces, invisibles. Pero ignorarlos no los hace desaparecer. Entenderlos es el primer paso para reducir su impacto y tomar decisiones más conscientes y justas.

¿Qué son los sesgos cognitivos?

Los sesgos cognitivos son patrones sistemáticos de desviación del pensamiento lógico o racional. Son atajos mentales que usamos para simplificar la toma de decisiones, pero que pueden llevarnos a juicios erróneos.

Están profundamente arraigados en nuestra biología y evolución. En la prehistoria, tomar decisiones rápidas era cuestión de supervivencia: no podías permitirte analizar todos los datos antes de huir de un depredador. Hoy en día, aunque la amenaza no sea un león sino un correo urgente o una reunión difícil, seguimos operando con estos atajos.

Veamos cómo estos sesgos se manifiestan en distintos aspectos de nuestra vida diaria.

En la toma de decisiones

Uno de los sesgos más conocidos es el sesgo de confirmación. Este sesgo nos lleva a buscar, interpretar y recordar la información que confirma nuestras creencias preexistentes, ignorando lo que las contradice.

Por ejemplo, si creemos que una persona es poco competente, probablemente notaremos más los errores que comete y pasaremos por alto sus aciertos. Este sesgo refuerza nuestras creencias, aunque no sean objetivas ni justas.

Otro sesgo frecuente es el sesgo de disponibilidad, que nos hace sobrevalorar la probabilidad de algo simplemente porque es más fácil de recordar. Si vemos muchas noticias sobre robos en nuestro barrio, podemos empezar a pensar que la inseguridad ha aumentado, aunque los datos digan lo contrario.

También está el efecto anclaje, que ocurre cuando nos apoyamos demasiado en la primera información que recibimos. Por ejemplo, si nos dicen que algo cuesta “rebajado de 200€ a 100€”, es probable que nos parezca una gran oferta, aunque no sepamos si realmente vale 100€.

En la comunicación y las relaciones

Los sesgos afectan profundamente cómo nos relacionamos con los demás. Un ejemplo claro es el sesgo de grupo o in-group bias, que nos lleva a favorecer a las personas que percibimos como parte de nuestro grupo (sea cultural, profesional, generacional, etc.) y a desconfiar de quienes consideramos “otros”.

Este sesgo puede dificultar la diversidad y la inclusión, tanto en entornos laborales como sociales. Nos lleva a crear “burbujas” donde escuchamos siempre las mismas voces, reforzando nuestras creencias y perdiendo riqueza de perspectivas.

También tenemos el efecto halo, que consiste en juzgar a alguien basándonos en una sola característica positiva (o negativa). Por ejemplo, si alguien nos parece simpático, tendemos a pensar que también es competente, aunque no tengamos evidencias para afirmarlo. Esto puede afectar procesos de selección, evaluaciones de desempeño y hasta cómo construimos nuestras amistades.

En la comunicación diaria, el sesgo de proyección nos hace asumir que los demás piensan como nosotros, cuando no es así. Este sesgo puede generar malentendidos y conflictos, especialmente si no validamos lo que la otra persona está realmente queriendo decir.

En nuestra percepción del mundo

Los sesgos también moldean cómo interpretamos la realidad. Un caso llamativo es el sesgo de negatividad, que nos lleva a prestar más atención a lo negativo que a lo positivo. Esto tiene sentido evolutivo (era más importante recordar dónde había peligro que dónde había flores), pero en el presente puede alimentar el pesimismo, la ansiedad y la desconfianza.

El sesgo retrospectivo nos hace pensar que los eventos pasados eran más predecibles de lo que realmente fueron (“¡yo sabía que eso iba a pasar!”), lo que reduce nuestra capacidad de aprender de los errores y de entender la complejidad de los eventos.

¿Podemos evitar los sesgos?

La verdad es que no podemos eliminar los sesgos completamente, porque forman parte de nuestro sistema cognitivo. Pero sí podemos reducir su impacto con conciencia, reflexión y herramientas prácticas.

Aquí van algunas estrategias útiles:

  • Practicar la metacognición: pensar sobre cómo pensamos. Hacer pausas para revisar nuestros juicios y decisiones.
  • Buscar activamente puntos de vista diferentes: leer, escuchar y conversar con personas que piensan distinto.
  • Fomentar entornos diversos e inclusivos, donde haya espacio para la disidencia y la crítica constructiva.
  • Cuestionar nuestras primeras impresiones: ¿estoy juzgando a esta persona por un prejuicio? ¿Qué evidencia tengo realmente?
  • Usar datos y métricas objetivas cuando sea posible, especialmente en procesos importantes como contrataciones o decisiones estratégicas.

¿Por qué es importante hablar de esto?

Porque los sesgos no son sólo “errores mentales”. Tienen consecuencias reales: perpetúan la desigualdad, afectan nuestras decisiones laborales, dañan nuestras relaciones y nos alejan de la objetividad.

En tiempos de polarización, noticias falsas y toma de decisiones rápidas, entender nuestros sesgos es más importante que nunca. No para juzgarnos, sino para crecer. Porque sólo cuando reconocemos nuestras limitaciones podemos empezar a superarlas.

Recomendaciones de libros

Aquí os dejo una lista de libros recomendados sobre sesgos cognitivos, que abordan el tema desde distintas perspectivas: científica, práctica, económica, psicológica y social:

Pensar rápido, pensar despacio – Daniel Kahneman

  • Por qué leerlo: Es el libro fundamental sobre cómo pensamos, escrito por un Premio Nobel. Kahneman explica los dos sistemas de pensamiento (rápido e intuitivo vs. lento y racional) y cómo los sesgos emergen del primero.
  • Ideal para: Quienes quieren una base teórica sólida con ejemplos del mundo real. Me le estoy leyendo actualmente y es brutal.

Previsiblemente irracional – Dan Ariely

  • Por qué leerlo: Ariely muestra cómo tomamos decisiones irracionales de forma sistemática. Es un libro entretenido y lleno de experimentos que ilustran sesgos como el de anclaje, la aversión a la pérdida y más.
  • Ideal para: Quienes prefieren un enfoque más ligero, con humor y muchos ejemplos cotidianos.

El arte de pensar claramente – Rolf Dobelli

  • Por qué leerlo: Compila más de 90 sesgos cognitivos explicados de forma breve y accesible. No es profundo en teoría, pero sí excelente como manual de consulta rápida.
  • Ideal para: Lectores que quieran algo directo y aplicable.

Nudge: Un pequeño empujón – Richard Thaler y Cass Sunstein

  • Por qué leerlo: Este libro combina economía conductual y política pública, mostrando cómo pequeños cambios en el entorno pueden influir positivamente en nuestras decisiones.
  • Ideal para: Profesionales de UX, políticas públicas, diseño o gestión del cambio.

Bias: A Philosophical Perspective – Thomas Kelly (en inglés)

  • Por qué leerlo: Para quienes buscan una reflexión más filosófica y profunda sobre qué es un sesgo y cómo afecta la racionalidad.
  • Ideal para: Lectores avanzados con interés académico o filosófico.

You Are Not So Smart – David McRaney (en inglés, pero muy ameno)

  • Por qué leerlo: Explica decenas de sesgos y falacias comunes con un tono muy divulgativo y entretenido.
  • Ideal para: Curiosos que quieran aprender de forma divertida y rápida.

Terminando…

Si te interesa este tema, te animo a que empieces a observar tu día a día: ¿en qué momento un sesgo puede haber influido en lo que pensaste, dijiste o decidiste? ¿Cómo sería esa misma situación si la miraras desde otra perspectiva?

La conciencia es el primer paso hacia el cambio. Y el cambio empieza en nosotros.

¡Feliz miércoles!

¿Cómo de útil ha sido esta publicación?

¡Haz clic en una estrella para calificarla!

Puntuación media 0 / 5. Recuento de votos: 0

No hay votos hasta ahora! Sé el primero en calificar esta publicación.

Cómo encontraste de útil esta publicación...

¡Sígueme en las redes sociales!

¡Lamento que esta publicación no te haya sido útil!

¡Permíteme mejorar esta publicación!

¿Cuéntame cómo puedo mejorar esta publicación?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.