«Conocerse a uno mismo es el comienzo de toda sabiduría.»
Aristóteles
La productividad ha sido históricamente analizada desde métricas objetivas: rendimiento, eficiencia, tiempo invertido o resultados entregados. Sin embargo, en los últimos años ha cobrado fuerza un enfoque más humano, donde las habilidades emocionales no solo son valoradas como “soft skills”, sino como factores determinantes del desempeño individual y colectivo.