“No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor responde al cambio.”
Charles Darwin
Hay veces en que lo que más cuesta no es tomar una decisión, sino sostenerla.
Este último mes ha sido una montaña rusa emocional, profesional y personal.
Como parte de la Junta Directiva de Agile Spain y del equipo organizador de la CAS, he vivido en primera persona lo que significa ver tambalearse un evento que llevábamos meses preparando con ilusión, esfuerzo y muchas horas de trabajo.
Cuando empezamos a ver que los patrocinios no llegaban, que los números no cerraban, que los plazos se nos echaban encima… la angustia fue real. No la angustia de “un evento que no sale”, sino la de algo más profundo: la de ver peligrar una parte de la comunidad que queremos y que sentimos nuestra. Esa que cada año reúne a tantas personas que comparten la misma pasión por la agilidad, la colaboración y el aprendizaje continuo.
Hubo momentos en los que la pregunta flotaba en el aire:
¿Y si dejamos morir la CAS?
Solo escribirlo me sigue doliendo. Porque detrás de esas tres letras hay mucho más que una conferencia. Hay un símbolo. Una historia. Una comunidad entera que ha crecido, aprendido y se ha reencontrado edición tras edición.
Esa idea de “dejarla ir” trajo consigo culpa, frustración y tristeza. Pero también una certeza: rendirnos no era una opción. Y así nació Esto no es la CAS.
Un nombre que empezó casi como una broma interna, un intento de reírnos un poco del caos. Pero que terminó siendo el reflejo exacto de lo que queríamos: un evento distinto, más pequeño, más humano… pero con el mismo corazón.
El caos antes del renacer
Nada de esto fue fácil. En cuestión de semanas tuvimos que deshacer y rehacer prácticamente todo: hablar con patrocinadores, comunicar la cancelación de la CAS y, a la vez, invitarles a apostar por algo nuevo; gestionar las entradas de quienes ya habían comprado; notificar a proveedores, asumir algunas pérdidas económicas, buscar una nueva venue, volver a rehacer presupuestos, revisar facturas, contratos, menús, horarios, materiales, agenda…
Y, por si fuera poco, comunicar a los ponentes que sus charlas no podrían darse como estaban previstas, pero intentando ofrecer alternativas.
Cada correo, cada llamada, pesaba. Porque sabíamos el cariño, la ilusión y el trabajo que había detrás de cada propuesta, de cada idea. Habíamos imaginado una CAS brillante, con grandes keynotes que nos apoyaban (y que nos siguen apoyando en este nuevo formato), experiencias nuevas y un despliegue enorme.
De pronto, todo se transformó en algo más modesto, más íntimo… pero, curiosamente, más auténtico.
Y justo cuando creíamos que se nos echarían encima, pasó algo que no esperábamos. Empezamos a recibir mensajes. Mensajes de ponentes, de keynotes, de asistentes, de patrocinadores. Mensajes llenos de comprensión, de empatía, de apoyo. Palabras de ánimo que nos recordaron por qué hacemos esto, y que cada esfuerzo, cada desvelo, tenía sentido.
Nos dimos cuenta de que no estábamos solas, que la comunidad entendía lo que había detrás: las decisiones difíciles, la carga emocional, la intención de cuidar el espíritu de la CAS, incluso aunque eso significara transformarla por completo.
El cansancio, el vértigo y la convicción
Hubo noches sin dormir, al menos por mi parte, mi cabeza no dejaba de sonar, reuniones de última hora, decisiones que no daban tregua. Hubo estrés, sí y mucho. Y más de una lágrima.
Pero también hubo un hilo invisible que nos mantuvo conectadas: las ganas de no perder el espíritu de comunidad, el trabajo en equipo, el apoyo mutuo, la responsabilidad compartida, la identidad de la junta, no nos permitía rendirnos. Y aquí doy las gracias a mis compañeras por eso.
Aunque el formato cambiara, la esencia siguiera viva.
Porque si algo representa Agile Spain, no son las luces del escenario ni los metros cuadrados del recinto. Es la gente. Las conversaciones en los pasillos. Las ideas que surgen tomando un café. Las amistades que nacen en medio del cansancio de un evento, pero que duran años. Y si algo no tiene que suceder es por algo, pivotamos y volvemos a coger las riendas.
Un giro que nos devuelve al origen
En medio de todo el caos, algo bonito empezó a pasar. El nuevo formato, más pequeño, más cercano, nos obligó a volver a lo esencial. A priorizar el valor sobre el tamaño. A recordar por qué hacemos esto.
Y así, poco a poco, Esto no es la CAS empezó a tomar forma. Con un equipo que, lejos de rendirse, decidió arremangarse y volver a empezar. Con patrocinadores que confiaron de nuevo. Con ponentes que, en lugar de alejarse, ofrecieron su apoyo y sus palabras de ánimo. Y con una comunidad que, pese a todo, sigue ahí.
El 13 de noviembre no será un día cualquiera.
Será el resultado de todo este proceso: de la resiliencia, de las conversaciones incómodas, de las decisiones difíciles y del amor genuino por lo que hacemos. Será un punto de inflexión, donde la CAS dejará de ser la CAS y se creará algo nuevo, diferencial, con valor, pero sobre todo, con el cariño de una comunidad increíble.
Un evento pequeño, con un gran valor
No vamos a desvelar todos los detalles todavía, pero sí puedo decir algo: Esto no es la CAS tiene un valor diferencial.
Un formato diferente, una energía distinta, un enfoque más cercano, más centrado en las personas que en las etiquetas. Donde habrá networking, conexiones, muchas conversaciones y debate sobre el futuro de la agilidad.
Si algo te mueve la curiosidad, si te apetece vivir algo único, ven. Porque lo que vamos a hacer no es “una mini CAS”. Es una nueva forma de reencontrarnos, de reconectar, de seguir escribiendo historia juntos.
Después de todo lo vivido, lo que más me ilusiona es mirar atrás y pensar: no nos rendimos.
El camino no fue fácil. Pero llegamos. Y lo hicimos con corazón.
🗓 13 de noviembre – Madrid
🎬 Esto no es la CAS
💻 También disponible en streaming en riguroso directo, podrás asistir desde cualquier parte del mundo
🎟️ Consigue tu entrada aquí 👉 https://www.eventbrite.es/e/entradas-esto-no-es-la-cas-1820494180099?aff=oddtdtcreator
Porque a veces, lo mejor que puede pasarle a una historia… Es que tenga un giro inesperado.
Desde aquí, solo puedo dar las gracias, al aprendizaje, a la experiencia, a la comunidad, pero sobre todo a mis compañeras por tener esa fuerza de voluntad de hierro, esa resiliencia, y capacidad de no rendirse pivotar y seguir adelante, pese a lo que pueda decir la gente. Me siento muy orgullosa de este camino, estar experimentándolo con ellas.
Al inicio ponía una frase de Darwin, pero se me ocurren más:
- “Si no puedes cambiar la dirección del viento, ajusta las velas.” H. Jackson Brown Jr.
- “La creatividad es la inteligencia divirtiéndose con el cambio.” Albert Einstein
- “La vida no se trata de esperar a que pase la tormenta, sino de aprender a bailar bajo la lluvia.”, Vivian Greene
- “Nuestra mayor gloria no está en no caer nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos.” Confucio
- “Cambia antes de que tengas que hacerlo.” — Jack Welch
- “El cambio no es doloroso. La resistencia al cambio sí lo es.” Buddha
- “El secreto del cambio es enfocar toda tu energía, no en luchar contra lo viejo, sino en construir lo nuevo.” Sócrates
Y la que yo dejo: “La resiliencia no es soportar, es transformar.”
